20Nov
2014
Escrito a las 6:13 pm

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Hace algunos años, tiempos en los que se diseñaban candidaturas políticas para la nueva década que comenzaba del siglo XXI, un grupo de jóvenes se me acercó y me propuso diseñar y llevar a cabo una plataforma digital que sostuviera una tentativa candidatura presidencial.

Les dije que no. No sólo porque no tenía intenciones de presentarme nuevamente a la Presidencia de Chile, sino porque hace tiempo venía pensando que el desafío era mayor: construir una comunidad digital abierta a la discusión, que se alzara como una voz y forma de participación ciudadana, canalizando el debate y materializándolo en acciones políticas concretas. Así nació el Quinto Poder, como una iniciativa de la Fundación Democracia y Desarrollo, la que presido desde 2006.

Hoy, ocho años después y luego de que el Quinto Poder se ha consolidado como un espacio autónomo de circulación de ideas y acciones, me uno al debate y a la construcción de una Democracia 2.0 desde esta trinchera.

Aprovechando las posibilidades que ofrecen la tecnología y los medios digitales, compartiré en este ámbito las ideas y reflexiones sobre los cambios y desafíos que supone la irrupción del siglo XXI en nuestras sociedades y vidas cotidianas. Quiero asirme a la libertad que ofrecen las redes para contribuir al diálogo y a la construcción de un “nosotros” que permita pensar y diseñar la región, el país, el continente o incluso el mundo que queremos.

Tal como lo señalé en la columna que escribí durante agosto para el diario argentino Clarín (columna de opinión: “Con nuestra casa llena de visitas”. 3 de agosto 2014), América Latina comenzó este nuevo siglo como una región consolidada, con un crecimiento económico sostenido estimulado por un fortalecido sistema democrático, lo que le permitió disminuir la pobreza y convertirse en un actor fundamental en el nuevo orden internacional liderado por las potencias asiáticas.

En este escenario, América Latina, al igual que el resto del mundo, más allá de sus diferencias, debe capitalizar su diversidad en riqueza e instalar la discusión bajo sus propias condiciones: democracias y economías basadas en un desarrollo sustentable, innovador e inclusivo, lideradas por sociedades participativas con mejor acceso a oportunidades de progreso.

En esta nueva etapa, la ciudadanía es la protagonista y es la convocada a participar y consensuar un conjunto de temas que se materializarán en los grandes desafíos del futuro. Como parte de ella, me uno al diálogo y dejo abierta aquí la puerta para contribuir al debate.

Estamos todos invitados a participar,

Bienvenidos.

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