chile_boliviaEsta semana comenzaron los alegatos en la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda de Bolivia, que busca obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar.  Comparto  con ustedes extractos de la columna que escribí al respecto en el diario argentino ClarínBolivia-Chile: ¿habrá rigor jurídico en la Corte de La Haya?

Chile, en virtud del tratado de paz de 1904, ha planteado ante la Corte, como previo y especial pronunciamiento respecto al fondo del problema, la incompetencia del tribunal. Es un tema con raíces en el siglo 19 que Bolivia busca traer al siglo 21 como si aquel tratado no estuviera plenamente vigente, tras haber sido ratificado con amplio respaldo por ambos países. No es que no existan cuestiones a resolver, siempre las hay entre países vecinos. Pero el camino tomado por Bolivia no conduce al diálogo, al tratamiento moderno y realista de sus demandas por un mejor acceso al mar. (…)

Es un tema bilateral. Sin embargo –y excúsenme los lectores por traerlo a esta columna– tiene irradiaciones hacia el resto de la región porque pone obstáculos a una integración que ya no podemos eludir ante los desafíos de un mundo global. Y no sólo eso. En la medida que Bolivia busca –es el trasfondo de su demanda– poner unilateralmente en cuestión un tratado que definió las fronteras entre ambos países, está abriendo la Caja de Pandora sobre lo que podría ocurrir si tal principio se aplicara a tantos otros tratados suscritos en el mundo hace ya largo tiempo. ¿Qué pasaría si con esa lógica se cuestionaran los tratados entre México y Estados Unidos? ¿O entre Alemania y Francia?

Bolivia se equivoca al tomar ese camino haciendo uso arbitrario de lo establecido por el derecho internacional. La verdadera tarea está en trabajar para que la asimetría evidente entre ambos países disminuya. Lo dije bajo mi gobierno y lo reitero: la asimetría es obvia si miramos los distintos niveles de desarrollo entre los dos países y, por lo tanto, me pareció entonces y ahora que Chile debe buscar modalidades para satisfacer aquellas demandas que vayan en beneficio del desarrollo de Bolivia y de su pueblo. Es la actitud que Chile, sobre todo en democracia, ha tenido para tratar esta relación.

(…)

¿Cómo reaccionará la Corte? Lo que le cabe es actuar sobre la base del derecho. Si va más allá, dirá que ahora está abierta a revisar acuerdos internacionales con otros criterios, interpretando desde un concepto de “justicia” ad hoc la realidad entre dos países. Y, por cierto, más que claridades ello puede traer confusiones. Si no se pronuncia sobre su competencia, diciendo que lo hará al final del juicio, sólo estaremos al frente de una pérdida de tiempo histórica.

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