DSC07818América Latina ha llegado a  un punto de inflexión. Hoy ya  no se discute el sistema  democrático, una política  monetaria independiente ni un  cierto grado de apertura de los  mercados, en un mundo  plenamente globalizado.  Damos por descontado que en  la  región hay estado de  derecho, que se respetan la  propiedad y los derechos  sociales.

 Hemos dado un paso hacia adelante, principalmente porque hemos hecho bien las  tareas. Por primera vez en décadas podemos decirle al mundo que de esta crisis  económica internacional, nosotros, los latinoamericanos, no somos responsables. Y  claro, cómo no, si tenemos un doctorado en crisis económicas de las cuales algo hemos  aprendido. En este nuevo siglo hemos trabajado para crear sistemas financieros sólidos  y estables, sumados a políticas sociales bien focalizadas que nos han permitido  disminuir los índices de pobreza —de 43,4% en 2002 a 27,9% en 2013— e integrar en la  sociedad a sectores emergentes.

En Chile, por ejemplo, gracias al programa Chile Solidario, la señora Juanita cuenta desde el 2004 con un sistema de protección social que le permite acceder a distintos subsidios asistenciales, como el pago de agua potable y el de pro retención escolar, entre otros, lo que le permitió salir de la extrema pobreza. Hoy, el hijo de la señora Juanita forma parte de la movilización estudiantil que exige una educación pública, gratuita y de calidad.

En este nuevo ciclo, en el que se termina un paradigma y comienza otro, el desafío está en incorporar y responder a las necesidades de estos sectores medios, demanda vinculada a una mejora concreta en calidad de vida. Siempre queda pendiente una mejora concreta de la calidad de vida, siempre es posible ir un poco más allá. Las tareas, entonces, son nuevas, y lo que se le pide al estado es la creación de una sociedad en la que no importe el lugar donde se nace, sino que asegure la igualdad de oportunidades para todos, de modo que cada cual alcance un espacio de acuerdo a sus capacidades.

La mirada a largo plazo y la voluntad política son fundamentales a la hora de hacer frente a este nuevo ciclo. Se necesitan reformas estructurales tributarias y educativas  para implementar modelos que permitan responder a las peticiones de estos grupos y así avanzar hacia el desarrollo, entendiendo que el proyecto país es más grande que la gestión de turno. Los países se construyen paso a paso, con fundamento en lo que hizo el antecesor y con la confianza de que el sucesor tiene mayor grado de libertad.  

El verdadero desafío entonces es pasar desde un estado de derecho a uno de garantías. Gobernar es dirigir el estrecho camino que hay entre cuánto se destina a la redistribución porque se va creciendo y se quiere compartir ese ingreso con los que más lo requieren, por un lado, y cuánto se tiene que destinar para que la inversión siga, porque sin ello no hay futuro. Tenemos lecciones aprendidas, lo importante es tener la voluntad de querer aplicarlas, ponernos de acuerdo, mirar a largo plazo y trabajar por una América Latina en la que el nieto de la señora Juanita tenga la garantía de atención médica pública oportuna y eficaz, una educación gratuita de calidad y se pueda desarrollar en un entorno sustentable.

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