1. El mundo ha experimentado profundos cambios económicos, políticos y sociales que han modificado radicalmente la forma en que las sociedades viven, producen, se integran. Se han desarrollado oportunidades insospechadas para la humanidad y generado nuevos riesgos y peligros para el planeta.

2. Chile no está ajeno a esos cambios. Ha habido progresos importantes, pero también han crecido las aspiraciones de los chilenos. Han surgido nuevas exigencias, construidas sobre la base de los avances anteriores. Se le pide más al ámbito público y también al privado, se es más crítico frente a los abusos y los errores, con justicia se desea un país más próspero y con mayores niveles de igualdad.

3. Para las personas, estos profundos cambios han significado espacios de realización y crecimiento, pero también de frustración, de injusticias y vulnerabilidad.

4. Es paradojal que, en el momento en que Chile goza de niveles de libertad y bienestar más altos de su historia, reine un clima de desconfianza, de crisis de legitimidad de las instituciones y de pesimismo hacia el futuro. La codicia, la corrupción y la división amenazan el futuro del país. De no cambiar este clima, lo pagarán las generaciones venideras.

5. Estos no han sido tiempos fáciles para quienes defendemos desde hace décadas los anhelos de equidad, inclusión y justicia social. Los procesos de transformación nunca han sido simples. El gran desafío es dar continuidad y mejorar las reformas que el país ha impulsado, haciéndose cargo de las dificultades que han existido. Este propósito sólo será posible con la cohesión de todas y todos.

6. Si chilenas y chilenos consideran que nosotros podemos llevar adelante una propuesta de avance y progreso y que entregue a las nuevas generaciones un Chile fortalecido, yo no me restaré a ese desafío. Para emprender ese camino, sin embargo, es necesario que se reúnan con decisión muchas voluntades.

7. Será un camino difícil, pero con un objetivo noble: que las reformas que el país debate y requiere alcancen sostenibilidad en el tiempo, cuenten con los recursos adecuados y la gente las haga suyas. Si en este camino se hace necesario asumir responsabilidades mayores, las enfrentaré como siempre lo he hecho.

8. En mi vida he perdido y ganado elecciones. En democracia no es un descrédito ganar o perder. Lo que sí importa es luchar con convicción. Ahora se requiere perseverancia y diálogo fructífero, apertura y solidez en las decisiones, pues un mayor bienestar social para todos requerirá una fortaleza económica en la cual apoyarse y a la que debe concurrir el esfuerzo de todos los chilenos.

Santiago de Chile, 2 de septiembre 2016

3 comentarios

001
Rjcardo celis
02.09.2016 a las 13:10 Enlace Permanente

Vamos Presidente. Chile , lo necesita ahora De que esta dificil la tarea, esat dificil , pero para eso son los liderazgos

002
Francisco Marino
02.09.2016 a las 13:28 Enlace Permanente

Aqui estaremos para apoyarlo Presidente.

saludos!
Dr. Francisco Marino.

003
Hernán
02.09.2016 a las 14:01 Enlace Permanente

Lúcido, valiente y generoso, sería un gran privilegio para los chilenos volver a tenerlo como Presidente de la República.

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