11Jul
2016
Escrito a las 3:01 pm

Luego de siete años de investigación el miércoles 6 de junio se dio a conocer el informe Chilcot, documento independiente encargado por las autoridades británicas en 2009 para que investigara las causas de la invasión del Reino Unido a Irak durante la guerra en 2003.

Este informe reveló que la guerra, pese a que se basó en la supuesta presencia de armamento nuclear y de armas químicas; biológicas o de destrucción masiva, nunca se contó con datos concretos para justificar la invasión. Es por esto que el documento censura la decisión adoptada por el entonces primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y concluye que la invasión se llevó a cabo con pruebas de inteligencia no justificadas y sin haber agotado la opción pacífica.

El 11 marzo de 2003, como presidente de Chile y miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, me opuse a la invasión de Irak por parte de una coalición internacional encabezada por Estados Unidos. Días antes de la votación, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, me llamó para preguntarme si estaba dispuesto a acompañarlo en la Coalición, a lo que yo le contesté que no, que aún había un espacio para negociar y de maniobra.

Tal como lo señala el informe, como país hicimos un esfuerzo hasta el final para evitar la guerra. El 14 de marzo de 2003 realicé una declaración ante Chile y las Naciones Unidas con una propuesta para no invadir a Irak, estructurada en cinco puntos. El primero y, el más importante, consistía en entrevistar a 30 científicos, identificados por los inspectores de armas de las Naciones Unidas, fuera de Irak y declararan si habían o no armas de destrucción masiva. Como segundo punto era realizar una investigación de armas químicas existentes, el siguiente de armas biológicas y el cuarto apuntaba a constatar la presencia de misiles. Finalmente se proponía hacer pública toda la información que establecía que los vehículos de control remoto no eran sistemas compactadores de armas. Esta propuesta estaba estructurada en base a metas verificables y plazos realistas -3 semanas-, en contraposición a lo que señalaba Gran Bretaña que exigía plazos imposibles o a Francia que no quería poner una fecha.

Sin embargo, para ese entonces ya estaba prácticamente todo decidido. Un portavoz de la Casa Blanca dijo que esta propuesta no servía para nada y tanto Estados Unidos y Gran Bretaña se negaron en aceptarla.

En este contexto Chile se negó a aceptar las condiciones de la Coalición Internacional y, pese a la tensas relaciones con Estados Unidos y Gran Bretaña, el país fue claro y franco desde siempre: sin una resolución del Consejo de Seguridad, no iríamos nunca a una guerra.

Luego de esta decisión, surgió un antes y un después en la política exterior de Chile. Los países pequeños tenemos que fortalecer el sistema con las Naciones Unidas porque necesitamos reglas, mientras que a los países grandes no les gustan las reglas porque muchas veces las imponen. Un país como Chile abierto a un mundo global necesita reglas para nivelar la cancha en materia de inversiones, comercio, finanzas y política.

Casi 13 años después, este documento nos da la razón. Tal como señaló el presidente de Francia de ese entonces Jacques Chirac: “No olvidemos que los americanos van a ganar la guerra, pero van a perder la paz, porque para ganar la paz, hay que hacerla en la ONU”. Muchos de los derrotados ayer fueron el germen de ISIS. La descomposición del país estimuló el surgimiento del grupo terrorista Estado Islámico y hoy el mundo es peor como consecuencia de la guerra de Irak.

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